Continuamos nuestro agradable paseo por las calles de Ronda y nos fijamos en una de las esquinas de un precioso edificio. Parece ser un relieve de origen fenicio cuyo gemelo en la otra esquina del monumento había desaparecido. Reconocemos, entonces, donde nos encontramos: la Casa del Gigante de Ronda.
Esta casa señorial data de los siglos XIV y XV y nos recuerda a las viviendas del mismo estilo y época de Granada y las zonas más ricas del Magreb. Se considera un palacio en miniatura y uno de los mejores conservados de la arquitectura nazarí.
La estructura fue modificada en parte años atrás, pero aún se conserva íntegro el diseño original de su traza. Básicamente repite el esquema de vivienda islámica ordenada entorno a un patio central, en este caso con una posible alberca.
La entrada es digna de admiración: en forma de recodo que conduce al pórtico y la sala norte, donde, además de conservarse restos policromados, destaca la decoración de ataurique de sus yeserías e inscripciones cursivas o de tipo vegetal, y de su artesonado.
Tras una cuidadosa rehabilitación la Casa del Gigante fue abierta al público en diciembre de 2004.
Esta preciosa residencia es tan sólo un aperitivo de toda la influencia árabe de la que vamos a disfrutar en Ronda, que unida al estilo de los siglos XV, XVI y XVII (siglos de construcción de la mayoría monumentística de la ciudad) crea una mezcla perfecta a la vista.